Ay! Cuidado!

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Me he encontrado con muchas mujeres que han pasado muchos años de su vida creyendo que sentir dolor en la penetración es normal, que el sexo es así. Otras mujeres sienten el dolor incluso antes de la penetración y les sigue doliendo cuando ya ha terminado el encuentro sexual. Algunas mujeres sienten pinchazos y a veces incluso sangran un poco. En algunos casos el dolor hace que los músculos se contraigan de manera que se hace imposible la penetración.

Si tú o tu pareja estáis en alguno de esos grupos o en cualquier otro que tenga que ver con algún tipo de dolor en la vagina o la vulva, esto te interesa especialmente.

El sexo, cuando todo está bien, no duele. El sexo es (o debería ser) placentero, un momento para tí, para tu pareja y para vuestro bienestar. Si duele, algo está pasando. No lo dejéis pasar.

Tomarte el dolor a la ligera sólo pude empeorar las cosas. Cuando algo no nos gusta o nos molesta dejamos de hacerlo y en el sexo no es distinto. De hecho, el dolor puede ser, entre otros motivos, una de las causas que acabe generando un bajo deseo sexual.

Si el dolor es momentáneo y no ocurre siempre, puede que sea porque ponéis en práctica posturas que facilitan penetraciones profundas o bien desde ciertos ángulos o con ciertas inclinaciones. Como cada mujer es un mundo y no a todas nos tiene que gustar lo mismo, no es muy extraño que haya alguna postura que no te resulte agradable o incluso que te duela. Ante esto, la solución sería buscar posturas en las que sea la mujer quien tiene el control de los movimientos y de la profundidad de la penetración. Generalmente suelen ser posturas en las que la mujer está encima.

Otras razones por las que puedes sentir dolor son: suelo pélvico en mal estado, músculos de la vagina excesivamente tensionados, inflamación, sequedad, algún tipo de infección, etc. Sea cual sea tu caso y el tipo de molestia, el mejor consejo que puedo darte es que pidas ayuda profesional. Si tu ginecólogo/a no es quien puede darte la solución podrá derivarte a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico, a la especialidad de dermatología o a un/a sexólogo/a.